SIEMPRE ADELANTE (Josué 1:1-9).
Por Pastor Elías Balam
La falta de esfuerzo es la negación de la de la dirección que Dios ha trazado para cada uno de sus hijos. ¿Ha visto cuantos se pierden en esta vida sólo porque no siguen la ruta indicada? Dios quiere que cada uno de nosotros entienda que hay una ruta especificada por Dios. En su Palabra nos dice que cada día te esfuerces en virtud de que Él está presente en cada instante de la vida.
La presencia de Dios es el ofrecimiento de su apoyo en la ruta que Él desea para nosotros. Cuando éramos niños deseábamos que nuestros padres estuviesen allí para defendernos de algún atropello que nos hacían otros más grandes. Usualmente uno vive pensando que no necesitamos ayuda de nadie más. Jesús demostró que la humanidad no puede caminar sólo, se requiere de un mediador entre nosotros y Dios.
Moisés tuvo una vida que deseó siempre hacer lo que Dios quiso. Hay hombres y mujeres que, hoy día, que cada mañana le piden a Dios que los cuide durante ese día. Uno debe estar siempre presto o dispuesto a vivir como Dios dice. El amor de Dios siempre fue el motivo principal por el cual Moisés se movía.
El libro de la ley es la indicación específica de los deseos de Dios. Seguro que has abierto algún manual de algún aparato que has adquirido para que sepas como usarlo. Él quiso revelar su Palabra para el propio bien de cada uno de nosotros. Dios no quiere que ninguno de nosotros perezca en el camino sólo por el hecho de que no sepamos qué hacer.
La voluntad de Dios es que lleguemos á Él sanos y salvos. Como en una carrera, siempre está el premio al final de ese esfuerzo. Lo que pasa que ni nos esforzamos ni queremos el premio como un fruto de nuestro trabajo. Tienes que desear siempre que Él te dirija, si no lo haces, seguirás estando en el mismo lugar de siempre.
Los fracasos son tropiezos que se presentan el camino, pero ni es el final ni tienen el propósito de eliminarnos. Además, siempre hay una oportunidad en la vida. Entonces, ¿qué estamos esperando? Ven, inspírate en Aquél que lo dio todo para nosotros: Jesucristo.
Dios nos promete poder. El poder es la capacidad que recibo de Dios para empujarme siempre a la meta. En estos momentos, voy a ser ayudado por uno que arregla coches para que pueda usarlo. Entonces, eso quiere decir que debo seguir siempre adelante con su poder. Después de todo, Dios no nos da espíritu de cobardía sino de dominio propio.
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